Benny Ibarra reconoce que es cada vez más complicado mantenerse en la industria musical, aunque no por ello baja la guardia. UNIVERSAL
- Se adapta a la industria musical
Dos factores determinan el estatus del artista, la independencia comercial y la creativa
GUADALAJARA, JALISCO (05/SEP/2011).- La cita para hablar con Benny Ibarra es a las 18:00 horas, pero su agenda le impide tomar la llamada hasta 20 minutos después. “Estaba en una de esas juntas que no parece que se vayan a acabar nunca”, se excusa después el cantante, agregando que “es parte de lo que significa ser un artista independiente, ahora hay mucho quehacer abajo y sobre el escenario”.
Formado en Timbiriche, uno de los grupos que marcaron la escena musical de México en las décadas de los años ochenta y noventa, Benny Ibarra decidió que no iba a vivir de su pasado, que todo logro que tuviera como músico desde la disolución del conjunto sería en base a su esfuerzo y no a las glorias pasadas.
“Y ha sido difícil, porque la escena musical ha cambiado mucho en los últimos años. Afortunadamente me enfrento a esta situación con un disco maravilloso como lo ha sido La marcha de la vida”.
Considerado como el material que le permitió reinventarse y presentarse de cara a las nuevas generaciones, Ibarra explica a través del teléfono que La marcha de la vida “es un disco que dejé fluir mucho, y por eso me tardé dos años en hacerlo, dos años muy duros. Al principio porque me enfrenté a una sequía personal y profesional, de irme a componer y no poder encontrar las canciones y la motivación para darle forma al disco”.
Tiempo de cambiosFiel creyente del concepto del “ciclo creativo” (que hay que terminar uno para comenzar el siguiente), el nacimiento de La marcha de la vida tuvo que esperar a que Benny pusiera en orden muchos factores en su vida. “Venía del reencuentro con Timbiriche que fue muy importante y a la vez agotador, además de salirme de una disquera transnacional tras 17 años trabajando en ese sistema. También recién había cambiado de management y de productores. Estaba atravesando muchos cambios a nivel profesional y personal. Todo eso me exigía salir con un disco sí, muy ‘Benny’, pero a la vez que reflejara todos los movimientos que estaba ocurriendo en mi carrera”.
El elemento definitivo en la evolución del hijo de Julissa fue que cumplió 40 años. “Llegué a esa etapa donde sentía que estaba a la mitad de mi vida. Me puse a reflexionar un montón de cosas: Qué he hecho bien y mal, los aciertos y los errores. Lo importante de este proceso es sacar un aprendizaje que te permita crecer y creo que lo logré. Y todo eso quedó reflejado en La marcha de la vida”.
Sin privilegios
Benny conoce bien la sensación de estar en el tope de la lista de ventas de discos. También recuerda cómo era estar frente a una multitud coreando su nombre en un estadio lleno. Todo eso lo vivió con Timbiriche, pero lo que hace ahora, como solista, se trata, en sus palabras, de un reto más personal, sin afanes de ser una estrella. “Hoy en día las cosas están muy difíciles para los artistas. Poner un disco en el mercado es un milagro y subirte a un escenario requiere que tengas hambre por destacar”, afirma animado, aunque sin ocultar su cansancio por la avalancha de juntas que ahora enfrenta como artista independiente.
“La industria como tal se ha complicado. Hay más competencia, porque hay artistas mucho mejor preparados que antes –agrega el cantante, integrante de una de las dinastías artísticas más exitosas del México contemporáneo- ahora en las listas de popularidad hay muy poco espacio para artistas prefabricados”.
Ibarra se tomó cinco años entre su actual disco como solista y el anterior. Y sabe que ese tiempo de silencio “me obliga a esforzarme más. Tengo que salir pensando en agradar no nada más en quienes conocen mi música, sino también a muchos jóvenes que se han sumado. En cinco años una nueva generación de público ha llegado a los conciertos, y para ellos yo soy ‘nuevo’, lo que es curioso”.
Lejos de evadir el tema, Ibarra pone el dedo en la llaga y acepta que uno de los problemas que enfrenta la industria pop, además de la piratería y la competencia de internet, es la violencia que sacude México. “Hay miedo de no saber qué va a pasar. Yo tocaba ocho veces en Monterrey al año, desde un bautizo hasta en un estadio de beisbol. En 2011 no he podido ir ni una sola vez. Los conciertos en el Norte del país representaban a veces hasta el 70 por ciento de la agenda de un artista. Ahora ya no existen”. El tema le duele al cantante, pero acepta que “no quiero que esto que digo suene a puras quejas y lamentos. Desde nuestro trabajo podemos hacer algo. Yo me comprometo a hacer mejores trabajos, a ser coherente con mi música y entregarme siempre a la gente, dar mi 100 por ciento en cada canción del show, porque es lo que se merece la gente”.
El tiempo para la entrevista se agota. Benny se despide apresurado, otra junta reclama su presencia. Eso sí, los planes a futuro inundan su mente: Venir a Guadalajara el primero en su agenda, el segundo es comenzar a planear en 2012 sus tres décadas de carrera sobre el escenario.
Recital especial
Celebra en Guadalajara
Benny Ibarra se siente doblemente feliz de venir a Guadalajara, primero porque es una ciudad “donde no había tenido la oportunidad de presentarme bien con un show completo, lo que podré hacer este 7 de septiembre en un lugar fantástico y bohemio como lo es el Old Jack´s Studio”.
En segundo lugar, es que es muy probable que sobre el escenario Ibarra celebre su cumpleaños número 41. “El show comienza el miércoles a las 23:00 horas, así que es posible que me canten las mañanitas, porque mi cumpleaños es el jueves”.
Benny Ibarra en concierto / 7 de septiembre, 21:00 horas / Old Jack’s Studio (Av. Real Acueducto 371 en Colonia Real Acueducto) / Boletos de 200 a 350 pesos
''Me puedo ir tranquilo y decir que estoy orgulloso de cada una de las canciones que he puesto en el mercado'', Benny Ibarra, cantante.
Formado en Timbiriche, uno de los grupos que marcaron la escena musical de México en las décadas de los años ochenta y noventa, Benny Ibarra decidió que no iba a vivir de su pasado, que todo logro que tuviera como músico desde la disolución del conjunto sería en base a su esfuerzo y no a las glorias pasadas.
“Y ha sido difícil, porque la escena musical ha cambiado mucho en los últimos años. Afortunadamente me enfrento a esta situación con un disco maravilloso como lo ha sido La marcha de la vida”.
Considerado como el material que le permitió reinventarse y presentarse de cara a las nuevas generaciones, Ibarra explica a través del teléfono que La marcha de la vida “es un disco que dejé fluir mucho, y por eso me tardé dos años en hacerlo, dos años muy duros. Al principio porque me enfrenté a una sequía personal y profesional, de irme a componer y no poder encontrar las canciones y la motivación para darle forma al disco”.
Tiempo de cambiosFiel creyente del concepto del “ciclo creativo” (que hay que terminar uno para comenzar el siguiente), el nacimiento de La marcha de la vida tuvo que esperar a que Benny pusiera en orden muchos factores en su vida. “Venía del reencuentro con Timbiriche que fue muy importante y a la vez agotador, además de salirme de una disquera transnacional tras 17 años trabajando en ese sistema. También recién había cambiado de management y de productores. Estaba atravesando muchos cambios a nivel profesional y personal. Todo eso me exigía salir con un disco sí, muy ‘Benny’, pero a la vez que reflejara todos los movimientos que estaba ocurriendo en mi carrera”.
El elemento definitivo en la evolución del hijo de Julissa fue que cumplió 40 años. “Llegué a esa etapa donde sentía que estaba a la mitad de mi vida. Me puse a reflexionar un montón de cosas: Qué he hecho bien y mal, los aciertos y los errores. Lo importante de este proceso es sacar un aprendizaje que te permita crecer y creo que lo logré. Y todo eso quedó reflejado en La marcha de la vida”.
Sin privilegios
Benny conoce bien la sensación de estar en el tope de la lista de ventas de discos. También recuerda cómo era estar frente a una multitud coreando su nombre en un estadio lleno. Todo eso lo vivió con Timbiriche, pero lo que hace ahora, como solista, se trata, en sus palabras, de un reto más personal, sin afanes de ser una estrella. “Hoy en día las cosas están muy difíciles para los artistas. Poner un disco en el mercado es un milagro y subirte a un escenario requiere que tengas hambre por destacar”, afirma animado, aunque sin ocultar su cansancio por la avalancha de juntas que ahora enfrenta como artista independiente.
“La industria como tal se ha complicado. Hay más competencia, porque hay artistas mucho mejor preparados que antes –agrega el cantante, integrante de una de las dinastías artísticas más exitosas del México contemporáneo- ahora en las listas de popularidad hay muy poco espacio para artistas prefabricados”.
Ibarra se tomó cinco años entre su actual disco como solista y el anterior. Y sabe que ese tiempo de silencio “me obliga a esforzarme más. Tengo que salir pensando en agradar no nada más en quienes conocen mi música, sino también a muchos jóvenes que se han sumado. En cinco años una nueva generación de público ha llegado a los conciertos, y para ellos yo soy ‘nuevo’, lo que es curioso”.
Lejos de evadir el tema, Ibarra pone el dedo en la llaga y acepta que uno de los problemas que enfrenta la industria pop, además de la piratería y la competencia de internet, es la violencia que sacude México. “Hay miedo de no saber qué va a pasar. Yo tocaba ocho veces en Monterrey al año, desde un bautizo hasta en un estadio de beisbol. En 2011 no he podido ir ni una sola vez. Los conciertos en el Norte del país representaban a veces hasta el 70 por ciento de la agenda de un artista. Ahora ya no existen”. El tema le duele al cantante, pero acepta que “no quiero que esto que digo suene a puras quejas y lamentos. Desde nuestro trabajo podemos hacer algo. Yo me comprometo a hacer mejores trabajos, a ser coherente con mi música y entregarme siempre a la gente, dar mi 100 por ciento en cada canción del show, porque es lo que se merece la gente”.
El tiempo para la entrevista se agota. Benny se despide apresurado, otra junta reclama su presencia. Eso sí, los planes a futuro inundan su mente: Venir a Guadalajara el primero en su agenda, el segundo es comenzar a planear en 2012 sus tres décadas de carrera sobre el escenario.
Recital especial
Celebra en Guadalajara
Benny Ibarra se siente doblemente feliz de venir a Guadalajara, primero porque es una ciudad “donde no había tenido la oportunidad de presentarme bien con un show completo, lo que podré hacer este 7 de septiembre en un lugar fantástico y bohemio como lo es el Old Jack´s Studio”.
En segundo lugar, es que es muy probable que sobre el escenario Ibarra celebre su cumpleaños número 41. “El show comienza el miércoles a las 23:00 horas, así que es posible que me canten las mañanitas, porque mi cumpleaños es el jueves”.
Benny Ibarra en concierto / 7 de septiembre, 21:00 horas / Old Jack’s Studio (Av. Real Acueducto 371 en Colonia Real Acueducto) / Boletos de 200 a 350 pesos
''Me puedo ir tranquilo y decir que estoy orgulloso de cada una de las canciones que he puesto en el mercado'', Benny Ibarra, cantante.
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