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sábado, 24 de marzo de 2012

Hipólito Mejía, ha llegado el momento de recuperar la democracia participativa

Inicia actividades en provincia de Puerto Plata
SANTO DOMINGO.- Hipólito Mejía, candidato presidencial por el Partido Revolucionario Dominicano, afirmó que ha llegado el momento para que sean recuperados los principios y valores de la democracia participativa, para reconstruir el tejido social, vencer la violencia, volver a disfrutar de la tranquilidad que nos ha caracterizado y lograr la calidad de vida que nos merecemos, lo que nos permitirá construir un mejor país ero para todos.

En un mensaje dirigido al país, entregado casa por casa por los militantes del PRD, en el desarrollo del operativo "cara cara, casa casa" iniciado este sábado en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, Mejía considera necesario impulsar un gobierno en el que los ciudadanos y las ciudadanas participen juntos como diseñadores de las políticas publicas relacionadas con nuestra seguridad ciudadana.

"Muchos de los desasosiegos que en nuestra condición de ciudadanos o ciudadanas oscurecen nuestra visión del porvenir, como la inseguridad, la educación, la corrupción, el alto costo de la vida y el desempleo, entre otros, tiene soluciones si impulsamos una visión moderna de convivencia social, de responsabilidad compartida entre el gobierno, las instituciones y nosotros, entre moradores".dice el candidato perredeísta en su mensaje.

Resalta que los ciudadanos y ciudadanas quieren ser responsables de elaborar, aceptar, rechazar o modificar las políticas y programas de los servicios que recibimos o reclamamos recibir, por los que además, pagamos tributos e impuestos.

Asimismo, dijo que no puede ser, que en tiempos modernos, sigamos dirigidos desde un gobierno centralizado que ignara la diversidad de intereses de los seres humanos que vivimos en la ciudad. 
diariolibre.com

Vuelve la moda de los locos y felices años 20

EFE

Los accesorios se llevan llamativos y coloristas
En tiempos de crisis, los diseñadores rinden homenaje a la próspera y feliz década de los años 20 con patrones de líneas fluidas, cinturas bajas y detalles de flecos, encajes y pedrería.

La estética de los años veinte resurge esta temporada. Basta con revisar los desfiles de los grandes diseñadores para descubrir que los vestidos estilo charlestón, los collares largos de cuentas, los sombreros, los zapatos de salón, las joyas ostentosas, los maquillajes recargados y las melanas "bob-cut" están de moda.

Los felices años veinte estuvieron marcados por la libertad y creatividad artística y por la liberación de la mujer, hechos que fomentaron nuevos patrones y una moda que modificó sustancialmente la forma de vestir femenina.

Desaparece el corsé, nacen los bañadores de una sola pieza, los vestidos se despegan de la silueta femenina y las faldas y vestidos sueltos y plisado con largos hasta la rodilla son los más deseados, relegando a un segundo plano los patrones hasta los tobillos.

Coco Chanel se encargó de incorporar al armario femenino trajes de chaqueta y falda que otorgaban movimiento a la mujer, además de ropa deportiva que aliviaban y aligeraban el peso de la ropa. Para el día chaquetas, blusas y faldas lánguidas de punto. Por la noche patrones rectos y cortes a la cadera sobre fabulosos y ricos tejidos que desprendían brillo y luz.

En esos divertidos años causaron furor los vestidos sueltos, de cortes rectos con largo a la rodilla, los collares de perlas, los detalles art déco, los flecos, los volantes y las lentejuelas, todo un mundo de fantasía que tan bien recreó el escritor Scott Fitzgerald en el "El gran Gatsby", una novela que refleja la alta sociedad estadounidense y sus grandiosas fiestas, en las que el diseño, el glamour y el jazz eran los pilares.

Precisamente en ese escenario de lujo es donde se inspiran Gucci, Ralph Lauren, Marc Jacob, Calvin Klein, Oscar de la Renta o Roberto Cavalli para crear diseños hiperfemeninos con tejidos de gran caída, con luz y movimiento, entre ellos las muselinas y las sedas.

Los grandes diseñadores han adaptado las líneas de los modelos charlestón que triunfaron en la década de los veinte al siglo actual para dotarles de mayor personalidad, la mayoría de ellos con una marcada silueta femenina, aunque también se presentas con tintes masculinos.

Prueba de ello, son los trajes sastre con chaleco y teñidos en tonos oscuros. Mientras que el americano Ralph Lauren los presenta estampados con la clásica raya diplomática al más puro estilo de los gánster, Emporio Armani los propone entallados y ribeteados con una cinta blanca.

Otra de las prendas que se lucían en aquella época es la túnica denominada "kokosovorotka", toda ella bordada en vistosos y alegres colores. El diseñador Marc Jacobs propone vestidos suelos con pliegues, Oscar de la Renta viste a la mujer son soberbios vestidos palabra de honor y multitud de flecos.

La italiana Alberta Ferretti prefiere lánguidas siluetas bañadas en atractivos colores y Gucci presenta vestidos exquisitos, cargados de sofisticación.

Poderosos accesorios

En los años veinte el calzado estaba pensado para que resultara cómodo tanto de día como de noche, de ahí que surgieran los modelos de tacón grueso y sujetos al tobillo, lo que permitía bailar a un buen ritmo sin perder el equilibrio. Esta temporada también se presentan así, aunque firmas como Etro prefiere apostar por tacones más finos y atarlos al tobillo con una doble pulsera.

Los accesorios se llevan llamativos y coloristas. Largos collares de perlas o de cuentas de colores, broches que adornar escotes, exuberantes tocados repletos de pedrería y plumas, bonetes y cintas para el cabello adornados con pasamanería, casquetes realzados con lazos y flores, medias con liguero, guantes que cubren el antebrazo y suben hasta el coco y bolsos de mano, carteras de dimensiones reducidas bañados en oro y limosneras repletas de lentejuelas.
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Las redes sociales, entre la influencia, la adicción y el narcisismo

Según estudios han acentuado los trastornos de la personalidad
LOS ÁNGELES.- Las redes sociales en internet han modificado durante los últimos años la manera en la que muchas personas se relacionan cada día y se han convertido en unas herramientas capaces de dar voz al ciudadano, pero también de acentuar trastornos de la personalidad.

Estudios recientes confirmaron la creciente necesidad de muchos usuarios de estar permanentemente conectados para interactuar con sus conocidos a través de plataformas como Facebook, la más popular de las redes sociales, u otros servicios de mensajes a través del teléfono.

"Los medios sociales son adictivos porque eres el centro de la experiencia, por lo que de forma natural quieres pasar más tiempo en ellos, para ver cómo la gente te responde o responde a aquello que compartes", dijo a Efe el analista Brian Solís, de origen mexicano y español y experto de la consultora Altimeter Group.

En esa dependencia se reconocen síntomas comunes en cualquier adicción, tal y como confirmó un experimento llevado a cabo en 2011 por la Universidad de Maryland, en EEUU, en el que se pidió a un millar de universitarios de 37 países que pasaran 24 horas sin internet ni medios de comunicación.

Tras un día sin contactos en la red, alrededor de un 20 por ciento de los estudiantes manifestaron un síndrome de abstinencia tecnológico con sentimientos de "desesperación", "vacío" o "ansiedad", unas respuestas que van en la línea de una encuesta realizada por la empresa tecnológica TeleNav en EEUU hace menos de un año.

Más de la mitad de los consultados aseguraron que preferían dejar el chocolate, el alcohol o la cafeína durante una semana antes que desprenderse temporalmente de sus teléfonos.

Campañas como el Día Nacional de la Desconexión, que celebra hoy en EEUU su tercera edición, intentan concienciar hacia un empleo más sano de las redes sociales, cuyo uso puede derivar en un narcisismo patológico, según un estudio publicado este mes en la revista Personality and Individual Differences.

Tras analizar los hábitos en Facebook de casi 300 personas de entre 18 y 65 años, los investigadores hallaron evidencias de dos elementos socialmente perjudiciales propios del narcisismo, como el ansia de protagonismo y la voluntad de aprovecharse de los demás.

Esas actitudes resultaron estar más patentes en aquellos que tenían más amigos en la red social, actualizaban su cuenta y su foto de perfil con más frecuencia y reaccionaban más agresivamente a quienes les criticaban en Facebook.

El peso adquirido por las redes sociales ha llegado al punto de que, según la Universidad de Maryland, la forma en la que se interrelaciona en ellas contribuye a crear la identidad del usuario frente a los demás y frente a uno mismo, una vinculación que no tiene por qué ser necesariamente negativa.

"Cualquier persona tiene la oportunidad de convertirse en un famoso en el mundo digital y las compañías y las marcas han visto ya que pueden conseguir buenos resultados cuando se relacionan con gente que ha logrado tener un estatus en la red", explicó Solís, autor del reciente informe "The Rise of Digital Influence".

En ese trabajo, planteado como una guía para ayudar a las empresas a sacar partido a las redes sociales, se apuntó la importancia que juega en este nuevo entorno virtual la figura del internauta influyente.

"La influencia no es popularidad y la popularidad no es influencia", indicó Solís, quien desmitificó la idea de que lo importante sea tener muchos seguidores en las redes sociales.

"Lo relevante es cómo reacciona la gente a lo que tú digas. Se trata de ver tu capacidad para causar un efecto. Puedes comprar todos los usuarios que quieras pero eso no afectará a tu influencia", añadió.

Uno de los ejemplos destacados por Solís sobre el poder que dan al consumidor los nuevos medios sociales fue el caso del músico Dave Carroll, cuya guitarra fue dañada en un vuelo de United Airlines. La aerolínea se negó a pagar y el músico protestó en YouTube.

Carroll compuso la canción "United Breaks Guitars" (United rompe guitarras) y lanzó tres vídeos que han tenido 11 millones de visitas. Finalmente la compañía aérea accedió a cubrir los costes, aunque para entonces el artista dijo no estar interesado.

El daño económico causado a la imagen de United por los vídeos de Carroll, según se recoge en el informe de Solís, pudo suponer unas pérdidas de 180 millones de dólares (unos 135 millones de euros) en capitalización bursátil.
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