Antonio Banderas asegura que El gato con botas,quien fuera un personaje secundario en Shrek, se ganó un lugar por mérito propio. EFE
- Charla en San Sebastián
El actor español presenta un avance de la película a cuyo protagonista pone voz en cuatro diferentes versionesSAN SEBASTIÁN (25/SEP/2011).- Al actor Antonio Banderas le gustaría parecerse más al Gato con botas, “este sinvergüenza manipulador” dice entre risas, porque “es infalible con el tema de los ojos: quién no se rinde ante la mirada acuática del peluche de Shrek. Todos tenemos algún truquillo para sacar lo que queremos del otro”.
Banderas charló la mañana de ayer con un reducido grupo de periodistas en el hotel María Cristina de San Sebastián, una de las sedes del festival de cine, donde el actor presentó un avance de su nueva película, El gato con botas, a quien pone voz en cuatro versiones diferentes.
El actor refiere que dicha tarea supone un complicado proceso de rodaje, para el que trabajó incluso mientras se encontraba filmando en otros países, gracias a conexiones de fibra óptica que le conectaban con los creadores de DreamWorks.
Así, los dibujantes observaban a través de cámaras sus movimientos al actuar el texto y después los incorporaban al peluche animado.
De esta manera fue como hizo la primera versión en inglés y después los doblajes en castellano para América Latina, italiano y andaluz para España.
La cinta, señala Banderas, incluye “muchas referencias a películas que yo he hecho antes, e incluso a mi mismo, engancha también con los Shrek en la parte de cuentos tradicionales, y con El Zorro, por supuesto, pero eso a mí me da la oportunidad de reírme de mi mismo, que en los días que corren, es colosal”.
El actor, recien desempacado de Roma tras promocionar La piel que habito, y quien hoy vuela a Moscú, se mostró también muy contento por la aceptación de la película “sobre todo en el extranjero —apunta—, y lo mismo que nos pasó con La ley del deseo, que gustó más fuera que dentro, donde nos querían picar”.
Sin embargo, no escatima elogios para el momento creativo del cine español; el problema, dice, es el financiamiento, y considera: “cuando veamos lo que se hace dentro de 40 años quedarán las perlas que se están haciendo ahora”.
De “su” gato, dice que “es un caballero andante” y devela que en la película le veremos de bebé. El gato con botas le cuenta a Kitty (Salma Hayek) cómo fue su infancia, y dice “como se cuentan las historias”.
En ese punto, Banderas se levanta, se pone un pie sobre la mesa y mirando al infinito relata que “se le ve chiquitillo, con una cabeza muy grande, en un orfanato y pronuncia el monólogo más corto del mundo: “¡miau!”, al tiempo que se parte de risa.
“El gato se ha ganado un espacio él solito en estos años, empezó como actor secundario y se ha convertido en una estrella, el tío”, se admira, y dice que los productores, “antes de hacer Shrek 3 ya sabían que esto iba a pasar”.
Un cómico de la lengua
Después de años trabajando en los más diversos proyectos, desde musicales en Broadway hasta dirigir películas, Banderas afirma ser “un cómico de la legua, un juglar que no pretendo dejar huella o convertirme en intelectual”, y se considera afortunado por tener “la oportunidad de hacerlo en diferentes espacios e idiomas”.
Banderas, que debutó en el Festival de San Sebastián con apenas 20 años, de la mano de Pedro Almodóvar y su Laberinto de pasiones, está convencido de que la situación del cine entonces “era peor que ahora, pero no nos dábamos cuenta”.
También reflexiona el actor sobre el peso de la fama, que “es una cosa muy incómoda”.
El secreto de que no se le suba a la cabeza, considera, es haber trabajado mucho: “No se qué hubiera pasado si me hubiera arrollado de golpe el bombazo de la fama y me hubiera creído, como he visto a otros, que ‘soy especial’”, bromea, y añade sonriendo, que en esos casos, la gente que no entiende que su profesión es “un tobogán”, acaba llevándose malas experiencias.
''Mi vida como actor no se basó en un éxito a la primera o la segunda, he sido una hormiguita durante muchos años.''
Antonio Banderas, actor.
Banderas charló la mañana de ayer con un reducido grupo de periodistas en el hotel María Cristina de San Sebastián, una de las sedes del festival de cine, donde el actor presentó un avance de su nueva película, El gato con botas, a quien pone voz en cuatro versiones diferentes.
El actor refiere que dicha tarea supone un complicado proceso de rodaje, para el que trabajó incluso mientras se encontraba filmando en otros países, gracias a conexiones de fibra óptica que le conectaban con los creadores de DreamWorks.
Así, los dibujantes observaban a través de cámaras sus movimientos al actuar el texto y después los incorporaban al peluche animado.
De esta manera fue como hizo la primera versión en inglés y después los doblajes en castellano para América Latina, italiano y andaluz para España.
La cinta, señala Banderas, incluye “muchas referencias a películas que yo he hecho antes, e incluso a mi mismo, engancha también con los Shrek en la parte de cuentos tradicionales, y con El Zorro, por supuesto, pero eso a mí me da la oportunidad de reírme de mi mismo, que en los días que corren, es colosal”.
El actor, recien desempacado de Roma tras promocionar La piel que habito, y quien hoy vuela a Moscú, se mostró también muy contento por la aceptación de la película “sobre todo en el extranjero —apunta—, y lo mismo que nos pasó con La ley del deseo, que gustó más fuera que dentro, donde nos querían picar”.
Sin embargo, no escatima elogios para el momento creativo del cine español; el problema, dice, es el financiamiento, y considera: “cuando veamos lo que se hace dentro de 40 años quedarán las perlas que se están haciendo ahora”.
De “su” gato, dice que “es un caballero andante” y devela que en la película le veremos de bebé. El gato con botas le cuenta a Kitty (Salma Hayek) cómo fue su infancia, y dice “como se cuentan las historias”.
En ese punto, Banderas se levanta, se pone un pie sobre la mesa y mirando al infinito relata que “se le ve chiquitillo, con una cabeza muy grande, en un orfanato y pronuncia el monólogo más corto del mundo: “¡miau!”, al tiempo que se parte de risa.
“El gato se ha ganado un espacio él solito en estos años, empezó como actor secundario y se ha convertido en una estrella, el tío”, se admira, y dice que los productores, “antes de hacer Shrek 3 ya sabían que esto iba a pasar”.
Un cómico de la lengua
Después de años trabajando en los más diversos proyectos, desde musicales en Broadway hasta dirigir películas, Banderas afirma ser “un cómico de la legua, un juglar que no pretendo dejar huella o convertirme en intelectual”, y se considera afortunado por tener “la oportunidad de hacerlo en diferentes espacios e idiomas”.
Banderas, que debutó en el Festival de San Sebastián con apenas 20 años, de la mano de Pedro Almodóvar y su Laberinto de pasiones, está convencido de que la situación del cine entonces “era peor que ahora, pero no nos dábamos cuenta”.
También reflexiona el actor sobre el peso de la fama, que “es una cosa muy incómoda”.
El secreto de que no se le suba a la cabeza, considera, es haber trabajado mucho: “No se qué hubiera pasado si me hubiera arrollado de golpe el bombazo de la fama y me hubiera creído, como he visto a otros, que ‘soy especial’”, bromea, y añade sonriendo, que en esos casos, la gente que no entiende que su profesión es “un tobogán”, acaba llevándose malas experiencias.
''Mi vida como actor no se basó en un éxito a la primera o la segunda, he sido una hormiguita durante muchos años.''
Antonio Banderas, actor.
CRÉDITOS:
EFE / IGRAwww.informador.com.mx
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