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domingo, 24 de julio de 2011

Temprano adiós de Amy Winehouse

Las ofrendas no se hicieron esperar en la capital de Inglaterra. AP
  • Talento y excesos
La artista británica pierde la batalla contra las adicciones a los 27 años
MADRID, ESPAÑA (24/JUL/2011).- Junio de este año. AmyWinehouse, con la mirada perdida e incapaz de hilar las rimas de Rehab, sale del escenario montado en el teatro Kalemegdan de Belgrado. Regresa para intentar cantar Justfriends. Tropieza. Su guitarrista la atrapa justo antes de caer. El público enfurece: había pagado entradas de mil pesos.

Ésta es, lamentablemente, la última imagen que Winehouse dejó en un escenario. Ayer fue encontrada muerta en su departamento de Camden Town, Londres, luego de que alguien llamó a una ambulancia: los paramédicos la hallaron ya sin vida. Y resume gran parte de su carrera si se toma en cuenta que a los 13 años fue expulsada de la escuela de actuación de Sylvia Young por mala conducta.

Winehouse tuvo numerosos problemas con el alcohol y las drogas. Los tabloides sensacionalistas —e internet— la convirtieron en una de sus protagonistas habituales y se encarnizaron con su escandalosa conducta. Tras su desafortunado regreso a los escenarios en Belgrado en junio, la artista británica canceló su gira. Anunció que quería tomarse tiempo para volver a dar lo mejor de sí misma.

Winehouse nació el 14 de septiembre de 1983. En 2003 dio qué hablar por primera vez con su particular estilo para vestir y su álbum debut Frank. “Quiero ser muy famosa y cantar canciones que hagan olvidar a las personas su enfado por cinco minutos”, escribió en esa época.

En los tradicionales pubs de Camdem Town fue donde Amy comenzó su carrera, cantando a cambio de las libras que dejaban los clientes sorprendidos por su potencia vocal. “La gran voz blanca del soul”, comenzaron a llamarla.

La fama internacional le llegó a fines de 2006, cuando salió Back to black con éxitos como la canción homónima y las autobiográficas You know, I’m no good y la famosa Rehab, en donde cantaba: “No quiero beber otra vez, sólo necesito un amigo: no voy a tener en recuperación a todos los que conozco durante 10 semanas; y no es nada más mi orgullo, es sólo hasta que estas lágrimas hayan secado”.
Le llovieron premios y elogios. Su patrimonio fue estimado en más de 15 millones de dólares, pero ya no hubo disco nuevo y en los conciertos la cantante incluso fue abucheada por presentarse ebria.

Cuando en 2008 estaba en una clínica de desintoxicación y fue distinguida con cinco premios Grammy, parecía que había esperanza, pero poco después fue retratada de nuevo con drogas. Vinieron citatorios policiales y varias estancias en el hospital, además del divorcio tras su tormentoso matrimonio con Blake Fielder-Civil en 2009.

En entrevistas, ella misma admitió que padecía trastornos alimenticios y que era autodestructiva. “Estar tirada y llorar” era una de sus actividades habituales.

El líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, dijo de ella: “AmyWinehouse escribe canciones fantásticas, tiene clase. Espero que supere esto”. No pudo. Le queda ser recordada como una de las grandes estrellas de la música en los últimos años, una extraordinaria cantante de soul y dueña de una poderosa voz, pero cuya autodestrucción la empujó a un fin demasiado temprano.

El “Club de los 27”
“Vive rápido, muere joven y deja un cadáver presentable”. Cuando el cantante de The Doors, Jim Morrison, acuñó ese verso para sus poemarios, quizá no imaginó que suscribía una idea que hoy define al “Club de los 27”, un abultado panteón de roqueros y otras estrellas que murieron, todos, a los 27 años de edad.
El propio Jim Morrison está incluido en ese desafortunado listado; falleció víctima de una sobredosis de heroína (hipótesis discutida), el 3 de julio de 1971. Pero también se incluye Jimmy Hendrix, considerado el mejor guitarrista del rock, quien falleció en septiembre de 1970 tras mezclar pastillas para dormir con alcohol, y Janis Joplin, muerta 17 días después que Hendrix, el 4 de octubre de 1970, por una sobredosis de heroína.
Otros célebres integrantes de esta lista son Brian Jones, el líder original de The Rolling Stone, quien se ahogó en la piscina de su casa el 3 de julio de 1969, al parecer en medio de una crisis asmática.

ÉXITO TRUNCADO
Voz privilegiada, final trágico

Ganó cinco premios Grammy con Back to black, su segundo y último disco. Su particular peinado y sus tatuajes de marinero eran parte de su personalidad, también los problemas con las drogas. Benjamín Salcedo, director de la revista Rolling Stone, México, la conductora e intérprete Sara Valenzuela y la cantautora Jaramar Soto reflexionan sobre el trabajo de quien ayer acaparó los medios de comunicación con su repentina muerte.

“Sin duda fue la voz más interesante del último lustro. Una británica blanca con voz de negra que cantaba soul y blues como nadie en su momento. Que abrió la puerta a otras brillantes exponentes como Adele, que ahora triunfa en todo el mundo”, señala Benjamín Salcedo como respuesta ante la interrogante del por qué Amy figuró como una promesa en la industria.

Por otro lado, Sara Valenzuela comenta que por “muchos años Amy estuvo tratando de luchar con una adicción muy fuerte y fue polémica en su corta carrera. Con su muerte, habrá gente que la vea como un ejemplo de que realmente las drogas matan, sí pasa, en el ámbito musical y en cualquier terreno”, aunque también la antes vocalista de La Dosis reconoce el talento de la británica, aclara que “su carrera fue muy corta como para ponerla en un pedestal, lo que hizo fue un trabajo respetable en el rescate del soul de los años cincuenta, y creo que el tiempo se encargará de situarla”.

Mientras que Jaramar Soto apunta que “Amy Winehouse fue una cantante extraordinaria, con una capacidad vocal y una personalidad muy definidas. Dejó marca: su música, su voz, su presencia, su estilo, todo era muy definido, no se parecía a nadie más. Los cantantes aspiramos a eso: a no parecernos a nadie, a tener un sello que nos haga reconocibles”.

Es cierto, el final trágico era inminente, mas no por ello deja de ser negativo, coinciden Salcedo, Soto y Valenzuela. “Siempre es negativo una muerte trágica y más siendo tan joven, pero el cementerio de la música está lleno de casos similares. Al final debemos juzgar a estas figuras por su aportación musical y su talento, porque sus problemas personales sólo sirven para convertirlos en leyendas. Seguramente ahora se reconocerá aún más su brillantez, habrá recopilaciones y saldrá a la luz material inédito, lamentablemente siempre se ha lucrado con este tipo de situaciones”, concluye Benjamín Salcedo.

CRÉDITOS:

Informador Redacción / IGRA

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