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jueves, 28 de abril de 2011

El país de los feos con mentalidad de bonitillos

Por Orlando Holguín

De los países conquistados por los europeos, uno de los que menos gente bonita (por no decir más feos) debe tener es el nuestro. Sencillo, el cruce no se llegó a realizar por dos razones: los españoles exterminaron a todos los indios (único caso en las Américas) y, sin  intención de menosprecio, trajeron a los africanos como esclavos. 
Pero sucede y viene a ser que aquí hay quienes creen que nosotros somos arios, ojos azules y rubios tirando a coloraos, es decir, la raza pura que soñó El Fuhrer.

Con quince años de edad, iba a pagar la factura telefónica. Si mal no recuerdo, fue CODETEL, la primera compañía que comenzó a romper los esquemas de que las empleadas tenían que ser blancas y bonitas. Seguí pagando el teléfono en la 30 de Marzo, antes de tener el privilegio de pertenecer a esa prestigiosa empresa y seguía viendo gente bonita, pero también algunas no muy agraciadas atendiendo a los clientes.
Cuando entré a la empresa (1986), habría unos 3 mil empleados, llegando luego a 7 mil, la más alta empleomanía que quizás haya tenido una compañía dominicana.

El 90% era gente común. Allí no se buscaba al bonito, sino al capacitado. Claro, hay que tomar en cuenta a los negreros,  personas que en una empresa o grupo menosprecia a todo aquel que no es blanco. Generalmente es un jodío igual que todos aquellos a los que quiere manejar con el látigo de la discriminación.

Yéndonos a al arte popular, hay gente que cree que la televisión es para bonitos. Ni siquiera Hollywood, en la época en que existía lo que yo llamaría la Inquisición Cinematográfica (esto no es literal), se pudo escapar de los feos.

Como escribí en un artículo anterior, cuando algunos latinos hablan de discriminación, de lo difícil que es triunfar allí, a mí particularmente me queda la duda, pues son muchos los feos, sobre todo afroamericanos, que se abren paso en el cine y la televisión estadounidenses.

Si no fuera así, los Oprah Winfrey, los Woopi Goldberg, los Puff Daddy, los Eddy Murphy, los Samuel Jackson, por poner algunos ejemplos, no tuvieran la fama y el dinero que han cosechado en sus carreras. Que no ha sido fácil, bueno, nada lo es.

Volviendo al patio, hay quienes no quieren darse cuenta que el arte popular dominicano está  lleno de feos. Feos en el canto, feos en las bachatas, feos en el merengue, feos en el humor, feos y más feos. La televisión tampoco es sólo para los más bonitos, sino pónganse a pensar en la cantidad de lindos que han triunfado.

Y cabe destacar que casi todas, oiga bien, casi todas las mujeres de nuestra televisión que pueden presumir  de ser bellas, se han dado cortes hasta en los rajetes (talones). La televisión es para gente fea, porque la mayoría de los que la están mirando no es gente linda.

En ese mismo sentido, aquí existe la creencia de que pegadas a la pantalla están las siete o diez familias ricas del país, cuyas generaciones actuales son las que se pueden señalar como aristócratas, pues sus abuelos tuvieron que guayar la yuca para que sus emporios sean hoy lo que son. 

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